Resumen
Me acusaron falsamente de intentar matar a mi hermana menor, a quien adoraban como una Santa.
No hubo una sola persona que creyera en mí, ni tampoco hubo una sola persona que me defendiera.
Ni siquiera mi familia de sangre.
Tenía 14 años y era invierno.
Yo, que era la Cuarta Princesa de Edenbell, fui miserablemente decapitada frente a las masas.
Después del final de mi muerte, desperté y lo que vino fue…
“Mi bebé, mi preciosa hermana menor”.
Con una sonrisa encantadora, tomó mis deditos.
Ese gesto cálido, calidez y tacto.
Me cantó una canción de cuna mientras me abrazaba suavemente y se balanceaba.