Resumen
Simpatizando con él, lo invité a mi casa y le quité la ropa gastada en el camerino, pero lo que vi debajo de su ropa eran… ¿¡hermosas tetas que un hombre no debería tener!? ¡Es más, esa noche, por alguna razón, terminé durmiendo con ella! Estaba tan conmocionado que grité: “¿Qué pasa si te pido que me dejes tocarte por dejar que te quedes en mi casa?” y su respuesta fue: “Adelante”. Le quité la ropa y vi unos pechos atractivos que había visto antes en el vestidor. Emocionada, acaricié su coño con mis dedos, y ya estaba empapado. No podía esperar más, así que me quité los pantalones. Agarró mi polla con sus hermosos dedos y la metió en su chocho mojado…